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Desde Rusia con amor

El 26 de septiembre de 1983 la humanidad estuvo bajo tutela de un antiguo teniente coronel soviético, dotado de una sangre fría iluminada que incluso superaba a la de Borís Spassky. Salvó a nuestra especie de un final sin retorno y sin posibilidad de realzarse. Este ex-militar de la vieja URSS se convirtió en una especie de juez a escala mundial. Posiblemente se atribuyo y sin quererlo, el termino de Dios durante 15 fatídicos minutos con el futuro y el desarrollo de lo que hoy conocemos como vida.

Nuestro salvador era reconocido por la gente de a pie como Stanislav Petrov, tenía 44 años y era el responsable del Centro de detección de ataques nucleares de la URSS, desde su búnker (El Serpukhov-15 ) controlaba y operaba todas las redes de radares para proteger el territorio Comunista del enemigo.

La noche de aquel 26 de septiembre transcurría con toda normalidad, Petrov como cada día acudía a su puesto de control, sin previo aviso saltaron todas las alarmas y el pánico se hizo presente entre los 5 militares que ocupaban sus respectivos cargos, no hace falta remarcar que si sonaban aquellas colosales bocinas es por que algo no iba bien, y por aquel entonces eso se podría traducir en el inicio de la tercera Guerra Mundial.

La tecnología soviética detectó un misil que volaba aproximadamente a unos 24.000 kilómetros por hora con dirección hacia territorio ruso. No tenia sentido que los “yankis” mandaran a una sola hormiga teniendo en sus manos el hormiguero al completo. Pasaron unos pocos minutos hasta llegar a un intervalo de 5 minutos donde se lanzaron 1 misil por cada minuto. Una orda de misiles amenazaba el stand bye de paz tras la finalización de la guerra.

Entonces saltaron como chispas propulsadas por una radial, un enjambre de posibles cuestiones; ¿ Estarán realizando pruebas?, ¿Será un ataque inicial?, ¿ Quieren empezar la guerra?. Pero hay que dar las gracias a Petrov por realizarse así mismo una cuestión que minutos después salvaría a la humanidad del caos nuclear. La cuestión que se planteo fue: ¿ Será un error de nuestro sistema de vigilancia? .

Las posibilidades de acierto o error estaban a un 50% , los misiles cuestionados simplemente podrían existir o no. Pero fuese cual fuese el resultado Petrov debería decidir si contraatacar o seguir confiando en su teoría de la errata en el sistema, el reloj no se pausó y las cargas atómicas cada vez estaban más cerca. Se calculó que la trayectoria duraría unos 15 minutos aproximados, el reloj marcó la hora punta...y por suerte la profecía que predigo este profeta se cumplió.

Hay que cuestionarse qué hubiese pasado si otro oficial hubiese ocupado su cargo en aquella madrugada del 26 de septiembre de 1983. <<Si hubiese sido cualquier otro oficial, hubiese seguido las órdenes a rajatabla. Pero yo había recibido formación civil>>. Stalisnav Petrov.

Esas ordenes eran ni más ni menos que atacar con todo el arsenal disponible, por suerte el puesto lo ocupó la persona adecuada. Y como afirma nuestro desapercibido héroe: <<Menos mal que me tocó a mi>>. Petrov murió el 19 de mayo de 2017 con la conciencia tranquila. Todos podíamos haber fallecido aquel fatídico día, ahora tenemos la oportunidad de limpiar nuestra conciencia aprendiendo de Stalisnav Petrov.

La hazaña de este gran hombre quedó inmortalizada en la gran pantalla hace unos años, con el film: The man who saved de wolrd, dirigida por Peter Anthony e interpretada por Kevin Costner en mayo de 2014.


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